Mucho se ha dicho sobre el triunfo de Donald Trump en las elecciones presidenciales de Estados Unidos. El ambiente a nivel mundial fue tenso, debido a las propuestas de campaña del magnate, que incluyen una política por demás racista y nacionalista. Muchos incluso han dicho que Trump es un fascista que de alguna manera pretende imponer un régimen parecido al de Hitler. Sin embargo, en lo personal, considero exagerado describir a Trump como un nazi, aunque si una cosa tengo perfectamente clara, es que desde afuera, no podemos saber con certeza los motivos por los que muchos estadounidenses votaron por él, ni lo que realmente pretende Donald Trump con esa política nacionalista y proteccionista.
Otra cosa que me hace un poco de ruido, es que hay muchos factores en juego que de alguna manera imposibilitan que Trump realmente ejecute todo lo que propuso durante su campaña. Vivimos en un mundo globalizado, donde es sumamente importante cuidar las relaciones internacionales y la cooperación entre países. Me parece muy poco viable que Trump realmente cierre sus fronteras y amuralle un país que se caracteriza por su diversidad cultural, misma que ha enriquecido a esa nación desde sus inicios.
Sin embargo, si nos ponemos a pensar en la forma en que los productos hechos en China han inundado el mercado mundial con artículos de pésima calidad, quitando empleos para los nativos de diversos países y dejando hasta en tercer plano a los productos nacionales, una política proteccionista y nacionalista en esa materia me parece completamente justificada. De hecho, es algo por lo que los mexicanos hemos estado luchando desde hace años, tratando de promover el consumo de productos nacionales por encima de los extranjeros. Pero la producción y la tecnología en México no pueden compararse con los alcances de Estados Unidos. Resulta completamente obvio que los estadounidenses hayan votado por alguien que prometió devolverles sus empleos y la supremacía de la tecnología Made in USA.
En este mismo sentido, es de suma importancia recordar la invasión latina en Estados Unidos. No podemos hacernos ciegos ante este fenómeno que, si vamos a poner los pies en la tierra, es culpa de los gobiernos en Latinoamérica que no han sido capaces de ofrecer mejores oportunidades a todos sus ciudadanos y por eso una gran cantidad huye buscando el sueño americano. La pobreza, la inseguridad, la inestabilidad política y económica en Latinoamérica son las culpables de que millones de personas residan en Estados Unidos y ahora se sientan en riesgo de ser deportados. El problema de fondo no es la política de Trump, es la política fallida de los gobiernos Latinoamericanos.
Continuando con esta idea, me parece inconcebible que Trump realmente vaya a implementar un programa de deportación masiva. Simplemente lo veo como algo poco viable. Hay muchos trabajos que los estadounidenses de ninguna manera están dispuestos a hacer como lo hacen los latinos, mucho menos por lo que le pagan a los latinos. Trump no es tonto y sabe muy bien que la base de la producción estadounidense está en la fuerza de trabajo de los migrantes dispuestos a someterse a cargas de trabajo brutales por un poco más de lo que ganarían en sus países de origen. Sin embargo, dudo que esté dispuesto a seguir permitiendo que algunos latinos destaquen a nivel mundial, mientras utilizan ese país como plataforma.
Por otro lado, considero que fue completamente absurdo haber considerado a Donald Trump como un enemigo pequeño. Las señales estaban por todos lados: la invitación de Peña Nieto cuando Trump todavía era sólo un candidato, los llamados de celebridades latinas a toda la comunidad latina en Estados Unidos a votar por Hillary Clinton, los fuertes contendientes de su propio partido que Trump aplastó en el camino, etc. Subestimamos a Donald Trump y nos emocionamos con la idea de una mujer liderando a uno de los países más poderosos del mundo. Pero Hillary Clinton no es Angela Merkel y eso también lo perdimos de vista.
Como lo he dicho hasta el cansancio, ser mujer no significa ser feminista y el feminismo está por los suelos, distorsionado por los movimientos que se enfocan principalmente en la liberación sexual y en la violencia doméstica. Las mujeres verdaderamente feministas, son mujeres que no se detienen ante nada, que luchan como los hombres porque saben que tienen el mismo valor y la misma fuerza que los hombres. Por ende, son mujeres capaces de ver mucho más allá del género y de tomar decisiones más pensadas que por simple empatía. Y Hillary Clinton, a pesar de su discurso, a pesar de su carrera política, no es una mujer que cause empatía en muchas mujeres, incluyendo a las verdaderas feministas.
Hillary Clinton se catapultó al estrellato político después de ser la mujer engañada más conocida del mundo. Y aún así permaneció al lado de un cónyuge que no sólo la sumió en un escándalo como pocos, sino que existe la percepción que fue precisamente eso lo que favoreció que Hillary por fin tuviera una oportunidad en la política. Haber permanecido al lado de Bill no favoreció en absoluto a la señora Clinton; una verdadera feminista lo hubiera dejado y se hubiera dedicado de lleno a la política, demostrando que no necesita de un hombre a su lado para ser grande.
Y como un punto más en contra de Hillary Clinton, el discurso feminista es enteramente populista y no es muy bien aceptado en ciertas comunidades, mucho menos viniendo de una mujer con las características de Hillary, que lo único que tuvo que soportar fue la infidelidad de Bill. E insisto, no sólo la soportó, sino que sigue a su lado. En medio de una guerra de desacreditaciones personales, durante una contienda electoral que más parecía un reality show, el discurso feminista pasó a ser completamente terciario y hasta motivo de burla. No hay nada de extraño en que muchas mujeres le quitaran su voto a Hillary.
También influyó mucho en la imagen de la señora Clinton el voto a favor de la guerra en Irak. Más estadounidenses de los que uno imagina están ya cansados de la guerra. Ha habido muchas pérdidas humanas, muchas familias se han desmoronado, muchas personas han quedado trastornadas o mutiladas, todo gracias a la guerra. Y una de las propuestas menos publicitadas de Trump fue precisamente ya no comenzar guerras a capricho ni por meterse en lo que no les importa.
No estoy diciendo que Trump haya sido la mejor elección de los estadounidenses, simplemente estoy explicando que hay razones de peso para esa decisión, razones que los latinos desconocemos o que simplemente no queremos ver. Definitivamente, los comentarios de Donald Trump y varias de sus propuestas de campaña son verdaderas aberraciones, pero lo son para la comunidad internacional, no para todos los estadounidenses y mucho menos para sus votantes.
En síntesis, la política que promete Donald Trump es egoísta: primero Estados Unidos, después Estados Unidos y por último Estados Unidos. "Make America great again". No más dejarle los mejores espacios ni las mejores oportunidades ni las mejores reputaciones a los extranjeros, no a costa de los recursos estadounidenses, ya sean humanos, económicos o tecnológicos. De ahí que haya amenazado a Apple con tal de que los productos se fabriquen en Estados Unidos y no más en el extranjero. Y los primeros afectados con la presidencia de Trump, serán los mismos estadounidenses, basta ver cómo nos ha ido en México con Peña Nieto, después de que las elecciones del 2012 provocaran una clara división en la ciudadanía. También podemos tomar el ejemplo de Venezuela para tener una idea de cómo les irá en el país del norte.
Ahora bien, dudo mucho que los latinos que hoy en día residen en Estados Unidos tengan mucho que temer. De los millones de migrantes, quizá se logre deportar a unos miles, pero definitivamente no podrán deshacerse de todos, porque no todos están ahí de manera ilegal y la gran mayoría son males necesarios. Lo que es más probable es que Trump vaya a aplicar una política que en todos los países debiera aplicarse: las mejores oportunidades se le deben dar a los nacionales, sin importar que un extranjero cumpla mejor con los requisitos. De hecho, ésa es una de las ideas más importantes de las leyes laborales en México: siempre contratar al nacional por encima del extranjero, lástima que seamos tan malinchistas que jamás se lleve a cabo.
Por eso, ante el discurso plagado de intolerancia que caracterizó a Donald Trump, sólo nos queda tratar de equilibrar la balanza con tolerancia y aceptación. El mundo exige paz, el mundo exige armonía o nos acabaremos nosotros mismos como especie. Pero también exige una mayor diversificación a la vez que una mayor independencia de cada país y cada gobierno; cada nación debe ver primero por sus propios intereses y tratar de enaltecerse a sí misma con sus propios recursos, sin empeñar todos sus recursos a otros gobiernos para ir sobreviviendo.
Espero que el triunfo de Trump sirva para que los latinos por fin vean que hay más y mejores opciones para buscar una mejor calidad de vida; hay muchos países que ofrecen mejores condiciones que Estados Unidos y que facilitan muchísimo la estancia legal en ellos. Espero también que esto sea una llamada de alerta para los gobiernos latinoamericanos y que asuman su responsabilidad en la migración de sus paisanos hacia Estados Unidos, creando condiciones más propicias que impidan la fuga de cerebros.
Y finalmente, ante la situación económica mundial, llena de incertidumbre y de altas y bajas, espero de verdad que los latinos tomemos la situación con la seriedad que merece. No es el momento idóneo para contratar ningún tipo de crédito ni para gastar con compras de pánico. Lo peor o lo mejor está por venir, cuando Trump tome la presidencia y empiece a implantar los programas que tiene en mente. Hay que ser cautelosos ante las fluctuaciones en la economía mundial. Aunque como somos los mexicanos, lo más seguro es que nada de eso vaya a importar, porque la mayoría todavía se deja llevar por espejitos y son capaces de vender su alma al diablo por un iPhone 7.
http://michaelmoore.com/trumpwillwin/
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